A bird without feathers.

Deja de pensar que cuando se abra la jaula el pájaro se quedará allí, sin moverse, porque no lo hará. Echará a volar, como es natural. No intentes atarle a una vida que no quiere porque solo conseguirás que te acabe odiando.
Y tú no quieres que te odie ¿verdad?

Y en días como este...

Las luces parpadeantes se reflejan en los ojos de Mary con la esperanza de un año mejor. De hecho, piensa ella mirando al vacío, cualquier año será mejor que este.

Los recuerdos se agolpan en sus ojos cual lágrimas con ansia de ser derramadas. Recuerdos de tiempos pasados, de navidades mejores, navidades con su familia.

El aire se escapa de sus pulmones en forma de suspiro y una lágrima valiente recorre su pálida piel hasta estamparse en su jersey. Los recuerdos son más fuertes que ella. Piensa en su abuela, que ya no está. Piensa en sus tíos y primos, que se han ido alejando cada vez más. Piensa en ella misma, en su yo pasado, esa niña tan alegre cuyo espíritu navideño podría haber sonreír a aquel monstruo verde que quiso arruinar la Navidad. 

-¿Dónde está esa niña, Mary? -dice una voz en su cabeza-. ¿Adónde ha ido?

"No lo sé".

-Sí lo sabes. Sigue aquí, solo que tú no quieres que vea la luz. Podrías hacerlo si quisieras, lo único que tienes que hacer es coger el teléfono y rellenar ese vacío que os separa. 

-Mentira. El vacío es demasiado grande -dice al fin en voz alta, con lágrimas surcando sus mejillas-. Es insalvable. Esa niña murió junto con el último invierno, con el último latido de su corazón. Deberías saberlo, estabas allí.

-En ese momento estaba poniendo a salvo a esa niña, me convertí en su custodia. ¿Sabes? Nadie mejor que yo sabe que tú no tienes la culpa de nada, pero está en tu mano decidir si quieres que todo vuelva a ser como antes o dejar las cosas como están. Piensa en qué habrías hecho hace dos años, piensa si merece la pena.

La voz se desvaneció y Mary volvió a estar sola en aquella habitación. Las luces seguían parpadeando, pero esta vez no con esperanza, sino con la certeza de que aquel año sería mejor. Y no volvió a pensar en los años anteriores. Pasó página y empezó a construir navidades llenas de alegría y felicidad. 

Aunque el dolor siempre estaría allí para atormentarla de vez en cuando.

Forrest Gump.

Mi mamá dice que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar.  


Es curioso lo que uno puede recordar, porque yo no me acuerdo de cuándo nací, ni recuerdo mi primer regalo de navidad, ni tampoco sé cuándo salí de excursión por primera vez... pero sí recuerdo la primera vez que oí la voz más dulce del mundo entero. Yo nunca había visto nada tan hermoso en toda mi vida, era como un ángel. 

No sé si todos tenemos un destino, o si estamos flotando casualmente como en una brisa; pero yo creo que pueden ser ambas, puede que ambas estén ocurriendo al mismo tiempo.

Yo no sé mucho de casi nada, [...] puede que yo no sea muy listo, pero si sé lo que es el amor

Mi madre siempre decía que la muerte es parte de la vida. Ojalá no lo fuera...

Forrest Gump, 1994.

Direcciones.

A veces siento como si fuera en la dirección correcta en un mundo en el que está de moda ir a contracorriente.


Pero ¿cómo sabes cuál es la correcta si cada uno va en la dirección que le da la gana?

Confía en tus principios, en la razón, dicen unos. Confía en tu corazón, te animan otros. ¿Y qué haces cuando ambos quieren tomar caminos opuestos? ¿Por dónde se escapa del campo de batalla? No hay vía de escape. Hay que luchar. Luchar hasta que no puedas más, hasta que te falte el aliento.

Y las consecuencias son obvias. Si gana el corazón: la pierdes. Si gana la razón: te pierdes.

En cualquier caso, no te atrevas a intentarlo, 
no puedes permitírtelo. Hay demasiado en juego.

Si lo expresaras en voz alta la carga se aliviaría, todo sería más fácil de soportar. Callártelo solo hace que te atormente más, pero si lo dices en voz alta, se hará más real, y cuanto más real sea, más costará eliminarlo, olvidar que está ahí, que no existe. Ese sentimiento tan contradictorio. Ese sentimiento por el que muchos han matado y otros tantos han muerto. Te niegas a creer que existe, te niegas a confiar en él. Y eso será tu perdición, pero también tu mayor logro.

¿Qué debes hacer? Si ni el corazón ni la razón se ponen de acuerdo, espera a que el tiempo decida. Así tal vez las cosas estén más claras. Espera, ten paciencia.

Y no dejes de luchar...
Although this war is far from over.

Shadows.

No estás a salvo de ellos ni en tu refugio. Te persiguen. Te acechan, esperando un momento de debilidad para aparecer. No descansan. Se alimentan de tu inseguridad, de tus miedos. Los ves en todos los rincones oscuros.

No tienen nombre, son sombras sin identidad que se cuelan en tu alma y la hacen quebradiza para que se rompa en mil pedazos con el primer golpe. Aparecen en tus sueños cuando menos te lo esperas, te hacen llorar. Ellos son los causantes de tu desgracia, y no al revés, como te empeñas en creer. Pero tú no te libras. Tienes parte de culpa por creer en ellos y permitir que se hagan más fuertes.

Con cada lágrima que derramas por ellos haces que su propósito tenga razón de sí, que sus ganas de herirte sean más sólidas. Cada pensamiento que les dedicas es una inyección de dolor, de rabia. Pero no puedes hacer nada por evitarlo. No puedes cambiar la imagen que los demás tienen de ti, ni lo que eres, ni lo que fuiste. Esas sombras te perseguirán toda la vida. Lo único que puedes hacer es intentar enterrarlas lo más hondo que puedas y asegurarte de que no saldrá nunca a la superficie.